La capacidad del Centro Penitenciario de Santiago, ubicado en la comuna de San Joaquín, es para 1.080 reclusas, pero su población actual supera las 1.200 internas.
En este recinto se encuentran las mujeres privadas de libertad, mientras están puestas a disposición del Tribunal, prisión preventiva y condenadas al cumplimiento de penas privativas de libertad.
En la ocasión, el padre Julio le pidió al Sumo Pontífice que bendijera una imagen de la Virgen del Carmen tallada en madera.
El sacerdote jesuita calificó como «una provocación» la presencia del obispo de Osorno, quien es acusado de encubrir los abusos sexuales de Fernando Karadima.
Consultado acerca de si su presencia en el parque O’Higgins opacaba al Papa Francisco, Barros sostuvo que el Santo Padre «es grandísimo y su visita es de un provecho enorme».
Eucaristía fue seguida respetuosamente por el público que colmó el recinto ubicado en la comuna de Santiago.
El arzobispo de Santiago le pidió que «bendiga a los niños y jóvenes de nuestra ciudad y de nuestra patria, a los enfermos y a quienes sufren en su espíritu».
Con claros mensajes por la paz y la justicia, el Papa Francisco dedicó su homilía a todas aquellas personas que luchan día a día por conseguir este propósito.
Un grupo de 250 personas se congregó en las inmediaciones del parque O’Higgins para manifestarse contra la visita del Papa Francisco a nuestro país.
Una de las víctimas del sacerdote Fernando Karadima criticó el mensaje de perdón del Papa Francisco, asegurando que «basta de perdones y más acciones”.
Con 45 minutos de antelación, el Sumo Pontífice llegó al espacio donde se realizará la misa más masiva que tendrá durante su visita a Chile.
El Presidente electo de Chile aseguró que «la Iglesia Católica no reaccionó con la fuerza que debía» ante los abusos sexuales cometidos por sacerdotes a niños.
El Sumo Pontífice hizo un llamado a escuchar, tanto a los pueblos originarios como a los migrantes, jóvenes, niños y ancianos.