lunes 22 abril de 2013 | Publicado a las 9:02 pm · Actualizado a las 9:02 pm
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Ciudadanos en el laberinto : Construcción de estacionamientos mantiene molestos a vecinos y locatarios
La construcción de un estacionamiento subterráneo, a cargo de la empresa Besalco, demorará dos años en completarse, lo que constituye un plazo lapidario para muchos viñamarinos que una vez más, deben enfrentarse a hechos consumados por parte de las autoridades. Si usted no pertenece a la cúpula política, económica y/o social de Chile, entonces es […]
La construcción de un estacionamiento subterráneo, a cargo de la empresa Besalco, demorará dos años en completarse, lo que constituye un plazo lapidario para muchos viñamarinos que una vez más, deben enfrentarse a hechos consumados por parte de las autoridades.
Si usted no pertenece a la cúpula política, económica y/o social de Chile, entonces es un paciente espectador del acontecer nacional y regional como millones de compatriotas comunes y corrientes que cada cierto tiempo acuden a las urnas, depositan su voto y al día siguiente se enteran de quién va a conducir el país durante los siguientes cuatro años y quiénes fueron elegidos para representarlos en el Parlamento y en los Municipios.
Eso sería todo, cambio y fuera, ya que pasadas las campañas y armado el equipo de turno, hasta ahí llega la cuota de participación de la enorme mayoría de chilenos anónimos que trabajan, estudian, crían hijos, educan a niños y jóvenes, pagan impuestos y respetan las leyes, es decir, una masa de ciudadanos que por el papel que juegan en la sociedad tienen, o deberían tener, el derecho a pronunciarse sobre los temas que afectan sus vidas ya sea a nivel nacional o más localmente, en las regiones y comunas.
Cuando ese derecho no se ha legitimado y las comunidades deben aceptar lo que venga y como venga, las cosas suelen complicarse ya que en ese caso, las únicas salidas legalmente aceptadas son las mesas de diálogo que por lo general tardan meses en constituirse y además corren el riesgo de que al final el intercambio de ideas se transforme en un monólogo del Estado. Entonces aparecen las pancartas y empiezan las protestas, lo que en el fondo no es más que el tubo de escape por donde salen en última instancia, las demandas de los chilenos que nunca fueron consultados sobre materias que les competen directamente.
Dos claros ejemplos de cómo opera ese modelo paternalista de “yo decido y tú lo aceptas” son, en este momento, la implementación de un centro comercial emplazado en el borde costero del Muelle Barón, y la construcción de un gigantesco estacionamiento en las entrañas de la Ciudad Jardín. El primero todavía no parte y se ignora en qué etapa de la aprobación se encuentra, pero lo que sí se sabe es que un mall no representa la identidad del puerto, no es necesario, genera menos espacio público, más segregación social y endeudamientos de la clase trabajadora, y para colmos, interfiere con la belleza del paisaje.
La segunda intervención urbana se halla a la vista y paciencia de los viñamarinos, entrampados en un verdadero “corredor del diablo”, interminable y estresante en el día, hostil y peligroso después de las siete de la tarde y desierto en la noche, a pesar de que muchos negocios atienden público pasadas las 8.30pm.
“No le preguntaron a nadie.-“
El proyecto fue lanzado con mucha antelación mediante dibujos arquitectónicos que mostraban cómo quedaría la remodelación de la plaza Sucre y sus alrededores una vez que terminaran las obras del enorme estacionamiento subterráneo que se construiría en pleno sector céntrico. Si los ciudadanos se dieron o no por enterados nunca fue un problema de la Municipalidad, menos aún de los empresarios que sacaban cuentas felices mientras se iban cerrando espacios peatonales y vehiculares según la conveniencia de las partes involucradas y con la exclusión de los verdaderos protagonistas.
Actualmente, la construcción del estacionamiento se está transformando en una pesadilla que en opinión de muchos no compensa los sacrificios y los problemas que ha causado en el entorno, el que se ha vuelto agresivo para los transeúntes y en forma especial para los comerciantes de las calles y plazas aledañas.
Paola Porrier es dueña de un negocio ubicado en la Galería Couve, sobre la cual se yergue el hermoso edificio construido en 1955 y hoy considerado patrimonial. La remodelación del sector la ha perjudicado, al igual que a sus pares, por lo que durante varios días se han reunido con el fin de elaborar una solicitud que les permita obtener soluciones concretas por parte del municipio.
-“No hubo circulares ni conversaciones con los comerciantes del sector-señaló Paola-Nosotros nos hemos organizado después que se produjeron los daños que hoy tenemos. Todo negocio necesita flujo de público y debido al desorden de la obra, que está “picoteando” por diferentes lugares sin ninguna advertencia ni información, la gente simplemente no transita y eso ha generado una baja en las ventas que supera el 40 y 50%.
Esto abarca un sector demasiado amplio, es muy grande el daño y ya hay comerciantes que están pensando en cerrar sus negocios, lo que va a tener un efecto dominó en términos de despidos, cesantía y problemas económicos.”-
-“¿Cómo no pensaron en la gente? Ayer hablábamos con mi jefe y parece que si esto prolonga por más tiempo, va a tener que cerrar y yo me quedaré sin trabajo.”.-expresó la vendedora de una tienda de regalos ubicada en la Galería Florida, quien concuerda en que la planificación de la obra es desorganizada.-“Tendrían que haber cerrado el perímetro por partes y poner la señalética adecuada, de modo de no “enmurallar” todo el sector de una sola vez.-“
Respecto de la justificación que tendría la construcción de un estacionamiento en el subsuelo del centro urbano, lo que de hecho implica un socavado de enormes proporciones, la opinión general es que no compensa, principalmente porque el servicio prestado se va a materializar en un 90% durante el verano, y en invierno es probable que permanezca semivacío. Por otro lado, según expresó Carlos Pinto, copropietario de un departamento en el edificio Couve, “esto es un asunto de enriquecimiento; no nos beneficia de ninguna manera y es un insulto que no ocurre en toda la Unión Europea, donde los malls y otras estructuras enormes se construyen en la periferia y no en el centro de las ciudades.-“
Además del descontento que existe en el comercio local, se suma la molestia de los peatones que deben transitar por vericuetos interminables y de considerable altura, lo que resulta altamente peligroso cuando comienza a oscurecer. Durante el día, el recorrido se hace demasiado largo para las personas mayores y para las madres que llevan niños en brazos o en coches, debido a que las salidas del laberinto verde no son racionales, aparecen en cualquier punto y no están debidamente señalizadas.
No operan pero “están”.
El hecho de que los chilenos no cuenten con los instrumentos que les permitirían decidir sobre los cambios a efectuarse en sus comunidades no significa que no existan; por el contrario,, dichos mecanismos son parte de las constituciones de muchos países del Cono Sur, de América Central, Norteamérica y Europa, y si Chile se ha marginado de otorgarlos, ello se debe a que su modelo democrático es extremadamente cauteloso y desconfiado a la hora de compartir facultades y poderes que históricamente se hallan concentrados en las altas esferas de Gobierno por razones obvias.
La primera herramienta para lograr una democracia participativa es el plebiscito, definido en las enciclopedias como “resolución tomada por todos los habitantes de un país”, y cuyo significado se utiliza también para describir casi indistintamente los conceptos de “votación” y “referéndum”. La Constitución Política de la República de Chile establece en el Artículo N° 5, “que la soberanía reside esencialmente en la Nación y su ejercicio se realiza por el pueblo a través del plebiscito” pero en párrafos posteriores puntualiza que “es deber de los órganos de Estado promover y respetar tales derechos”, y allí está la trampita, ya que en ese caso, el plebiscito no constituye un derecho natural del ciudadano sino que depende de la voluntad política de los gobiernos.
El tema ha estado estrechamente unido a un gran defensor de la participación ciudadana y en especial del derecho que tienen todos los chilenos a ser consultados con respecto a temas específicos, de mayor o menor envergadura, que afectan sus vidas de manera directa. El doctor Edgardo Condeza ha permanecido firme en la cruzada que durante años ha propuesto en el sentido de incluir el plebiscito o referéndum en la Constitución en términos unívocos e irrevocables dentro del territorio nacional.
Según señaló Condeza en una carta abierta, el último plebiscito que se celebró en Chile fue el del año 1988 y desde entonces no se han efectuado otros eventos en que la población se haya manifestado a favor o en contra de una situación que los pudiera afectar a futuro. No obstante, como presidente del Movimiento por la Consulta y los Derechos Ciudadanos, ha conseguido una apreciable convocatoria en 30 comunas del país, en las cuales la gente ha firmado y registrado su carnet para oponerse a una decisión gubernamental indeseable, o exigir la aprobación de una norma que favorece a toda o a una parte de la comunidad nacional.
Cristophe Baufort, ingeniero suizo avecindado en los Bosques de Montemar por un par de semanas, no ocultó su sorpresa por la destrucción parcial de una parte importante de la Ciudad Jardín a espaldas de los propios viñamarinos. En un español bastante claro, por su matrimonio con una argentina, dijo no estar de acuerdo con esa política porque en su opinión, es la mejor manera de fomentar el descontento y la intranquilidad de la gente.
-“En mi país, una cosa así es impensable. De hecho, para cambiar la dirección o el nombre de una calle se realiza una consulta a nivel comunal. Cuando se trata de temas importantes el plebiscito toma toda la seriedad que tiene una elección presidencial.”-
Entre tantas naciones que han legitimado el referéndum, el Estado chileno no sólo se ha opuesto a implantarlo sino que además nunca concretó el nombramiento de los denominados “defensores del pueblo” que alguna vez se mencionaron para garantizar los derechos fundamentales de niños, jóvenes, adultos y ancianos, vulnerados por situaciones de violencia o injusticia. Los ombudsmen, de origen sueco, están presentes en treinta países como un instrumento más de las democracias que han logrado perfeccionarse con miras al bien común.