adultos mayorEl 92 por ciento de las personas que integran la llamada tercera edad y el 75 por ciento de los hombres y mujeres mayores de 45 años en Chile, padecen dos o más de las enfermedades crónicas más comunes que se diagnostican en la actualidad. A saber: obesidad, hipertensión, diabetes, artritis, depresión, disfunción tiroidea, hipercolesterolemia, deterioro cognitivo, alcoholismo, tabaquismo, insuficiencia renal y/o respiratoria.

Por contraparte, la mayoría de ellos se ve cada vez menos afectado por infecciones, neumonía e infartos cardíacos o cerebrales, entre otros males, que en los últimos años han experimentado un significativo retroceso en cuanto a número de casos.

Además de representar un cambio significativo en las características demográficas y epidemiológicas de nuestra población, esta situación está impactando con fuerza al ya colapsado sistema público de salud, al sobrecargar en exceso sus mecanismos de atención y respuesta, tanto en hospitales como en consultorios, los cuales no están preparados para enfrentar los requerimientos específicos de ese tipo de pacientes.

Así se desprende de diversos estudios realizados por el Colegio Médico y otras instituciones nacionales y extranjeras, cuyos antecedentes fueron expuestos en la segunda jornada de la IV Escuela de Verano del Adulto Mayor, que organiza la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso, en alianza con el municipio porteño y la Caja de Compensación Los Andes.

Bajo el título “Envejecer en comunidad”, el programa del encuentro considera jornadas de trabajo, talleres de capacitación y actividades recreativas e informativas, las que se realizan en dependencias de dicho plantel y del Centro Cultural Parque El Litre, y a las que asiste más de un centenar de interesados.

Realidad y responsabilidad

La segunda jornada de la IV Escuela de Verano consideró las charlas “Envejecimiento neurológico” y “Autocuidado del cuidador mayor”, que dictaron el neurocirujano Antonio Orellana, profesor y decano de la Facultad de Medicina de la UV, y el terapeuta ocupacional Fernando Leiva, docente y director del Centro Comunitario San Roque, respectivamente.

En su intervención, el doctor Orellana abordó el tema desde una perspectiva médico social. Explicó que el envejecimiento debe ser siempre considerado como un proceso natural e inevitable que ojalá pueda ser asumido de manera consciente, feliz y lo más acompañado posible, pues, en su opinión, la negación del mismo, el desgano habitual que conlleva sentirse disminuido en las capacidades y el estado de soledad que evidencian muchas personas en la fase final de su existencia, son los peores enemigos de la salud física y metal.

“La evidencia es clara. En Chile cada vez hay más adultos mayores, en particular en la región y la ciudad de Valparaíso, que concentran la tasa más alta a nivel nacional. Ello es resultado de las mejores condiciones de vida, que hacen posible que hoy los chilenos vivamos en promedio unos 80 años, lo que sumado a los avances de la medicina y nuevos hábitos o estilos de vida está generando una realidad demográfica y epidemiológica muy distinta a la que conocíamos. Esta es que los adultos en general y los adultos mayores en particular se ven cada vez más afectados por las denominadas enfermedades crónicas y menos por las agudas”, precisó el académico de la UV.

Debido a lo anterior, el doctor Orellana afirmó que es necesario que las autoridades del país se involucren más activamente en la generación de políticas públicas que se focalicen en los grupos de mayor vulnerabilidad.

“A esta tarea estamos llamados todos. Las autoridades, a definir e implementar políticas claras; los ciudadanos, a preocuparse por su salud; las instituciones, a fomentar el desarrollo de actividades físicas y estilos de vida más sanos; las universidades, a diversificar y validar los contenidos y a formar a los formadores y a quienes deberán asistirnos a todos nosotros cuando lleguemos a esa etapa de nuestras vidas”, concluyó.

Multimorbilidad

La visión expuesta por el decano de la Facultad de Medicina de la UV fue complementada por el director del Centro Comunitario San Roque, Fernando Leiva, quien dio cuenta de algunas cifras y situaciones relacionadas con la realidad que enfrentan los adultos mayores en nuestro país, con miras a promover su autocuidado.

Al respecto, reveló que en Chile hay nueve millones de adultos con multimorbilidad crónica, lo que en cifras duras implica que el 16,9 por ciento de los adultos de 45 años en adelante padece al menos una enfermedad crónica y el 74,6 por ciento de ellos sufre dos o más males de iguales características. Y en el caso de los adultos mayores, específicamente en las personas mayores de 65 años, ese porcentaje llega al 92 por ciento.

El terapeuta ocupacional y también profesor de la UV afirmó, además, que las personas mayores de 65 afiliadas a Fonasa tienen un 91 por ciento de probabilidades de enfermarse y que entre las brechas que exhiben actualmente las especialidades médicas, la principal es la de  medicina interna, de la que se deriva la geriatría.

Envejecimiento positivo

La segunda jornada de la IV Escuela de Verano del Adulto Mayor finalizó con el curso de capacitación “Promoviendo el envejecimiento positivo en el trabajo con personas mayores”, que dictó la académica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, María Paz Carvajal.

Dirigida a profesionales, voluntarios, estudiantes, líderes y dirigentes de organizaciones sociales e instituciones que trabajan con adultos mayores, la actividad forma parte del Proyecto Red de Apoyo que la PUC se encuentra ejecutando en Arica, La Serena, Valparaíso, Curicó, Temuco y Valdivia.

En cada una de esas ciudades, el proyecto considera la participación directa de una universidad regional, que se integra al mismo como socio estratégico, con el afán de colaborar en materia de asistencia técnica en gerontología social.

Según explicó María Paz Carvajal, la iniciativa contempla cinco etapas: formación y/o fortalecimiento de la alianza estratégica con la institución de educación superior regional; conformación de mesas de trabajo con diversos actores regionales; capacitación en gerontología social; realización de jornadas y seminarios, y elaboración de iniciativas sobre calidad de vida en la vejez.