Finalmente, luego de casi siete meses de incertidumbre, Paulo Garcés será castigado por dopaje. Así lo notificará el Tribunal de Expertos en Dopaje (TED), que decidió imponerle una sanción de seis meses de suspensión de cualquier actividad deportiva al arquero de Deportes Antofagasta. El escrito será emitido hoy o dentro de los próximos días, pero ya no hay más vueltas.

Y todo por un quemador de grasa. Una muestra antidopaje tomada el 18 de marzo, inmediatamente después de la victoria de su elenco frente a O’Higgins, por 3-2, en la sexta fecha del torneo, dio un resultado analítico adverso por presencia de dimetilbutilamina en su orina, el último remache a la golpeada carrera del portero.

El compuesto es un conocido estimulante que incrementa la actividad neuromotora y que involucra el sistema nervioso a un nivel músculo-esquelético. Actúa elevando el rendimiento deportivo y evitando la fatiga, lo que significa que el futbolista se cansa menos; por todo ello, pertenece a la lista de sustancias prohibidas de la Agencia Mundial Antidopaje. Aunque fue consumido a través de un producto contaminado, sus efectos sí le favorecieron.

El silencio lo condenó

“Me confié del protocolo de los médicos, porque estaba autorizado. En el rotulado del frasco no aparecía ninguna sustancia prohibida. También me confié, porque dos semanas antes me hicieron un control y no apareció nada. Confié en los profesionales, esa es la verdad. Si estás enfermo, vas al médico, y si te da remedios es porque ellos saben de eso y tú no. Es así”.

Con estas declaraciones a La Tercera, en mayo pasado, el Halcón defendía su ausencia de culpa en la muestra positiva. Según contó, el quemador de grasa Hydroxicut, del laboratorio Muscletech, fue el que lo condenó. Se trata del mismo producto por el que fue suspendido tres meses el volante Arturo Sanhueza, de Cobreloa.

Un detalle, sin embargo, fue el que lo lapidó. Y es que antes de cualquier procedimiento antidopaje, el comisario a cargo de la toma de muestra debe consultar al deportista sobre qué medicamentos está tomando. Sanhueza, por ejemplo, sí informó lo que consumía; Garcés, en cambio, nunca dijo que estaba ingiriendo ese quemador. Se confió y perdió.

No sirvieron las cartas enviadas por los distintos médicos que han tratado al portero, ni tampoco las de sus amigos colegas futbolistas. El TED decidió condenarlo de todas formas, entendiendo, eso sí, que lo suyo más que trampa, fue un descuido por un medicamento contaminado. Como sea, debe cumplir.

El castigo llega en un momento complejo para el experimentado jugador. Aunque recibió el alzamiento de su suspensión provisoria durante todo este tiempo, con 34 años y tras renovar su contrato con los Pumas por una temporada más, el exmeta de Colo Colo, la U y la UC confiaba en disputar la Copa Sudaméricana con los nortinos.

Ahora su vuelta a las canchas recién ocurrirá al final del primer semestre. ¿Será su retiro? El corto período de suspensión hace pensar que continuará.

De todas formas, mirando todas las sanciones impuestas por el TED a los distintos dopados chilenos, la sanción de Garcés es prácticamente simbólica. Tras arriesgar dos años de castigo, recibir seis meses es el escenario más positivo. Cuando fue consultado por si se retiraría en caso de recibir una pena alta, respondió así: “No lo sé. Es algo que ni he querido pensar. Confío en que no será así”. Su confianza le sirvió.

“No hice nada indebido, todo fue autorizado, pero lo único malo es que no avisé que consumía ese quemador”, se defiende el golero. Sin embargo, el suyo ya aparece entre los nombres de la vergüenza. Ignorancia o trampa. Da igual a estas alturas, Garcés deberá tomarse un receso obligado.