miércoles 5 octubre de 2022 | Publicado a las 9:08 am · Actualizado a las 12:01 pm
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¿Cuánto tiempo es capaz de mantener el vino en buen estado?
El vino es un producto vivo, el cual, respetando las normas de Darwin, sigue evolucionando indiferentemente de nuestras prioridades o ganas de dar el primer sorbo.
Hay que dejar claro de entrada que, incluso con todos los datos que se puedan proporcionar, la capacidad de mantenimiento de un vino puede variar bajo muchas nociones o contextos.
No es lo mismo intentar cuidar un vino joven, crianza o Reserva, por lo que, según a lo que nos enfrentemos, deberemos tener en cuenta factores como el período de fermentación, conservación y otros muchos pequeños detalles que nos permitirán llegar a sólidas conclusiones, algo que, por ejemplo, una vinoteca pequeña puede lograr fácilmente.
Vamos a hablar, entonces, de, basado en diferentes nociones, cuánto tiempo es capaz el vino de mantenerse en buen estado.
Esperar no siempre es una buena idea
Aunque pueda parecer sorprendente, muchos expertos dicen que, la mejor manera de disfrutar de nuestros vinos, es consumirlos lo antes posible, pues, demorar una degustación puede ser más contradictorio de lo que parece, sobre todo si nuestra botella no está guardada en las condiciones más óptimas posibles.
Debemos partir de la idea que, como tal, el vino es un producto vivo, el cual, respetando las normas de Darwin, sigue evolucionando indiferentemente de nuestras prioridades o ganas de dar el primer sorbo.
Por ejemplo, un electrodoméstico como una vinoteca puede ayudarnos a facilitar mucho el cuidado de nuestras botellas de vino.
Las tres fases del vino
El envejecimiento de una botella de vino no se produce de la noche a la mañana, es más, este sigue un proceso muy marcado basado en su maduración, el punto álgido y, finalmente, el declive del producto, algo que llega a cualquier tipo de gastronomía; también la del vino.
- La maduración: está es la primera fase de la evolución del vino. En ella, este va mejorando de manera paulatina hasta conseguir sus mejores cualidades organolépticas, palabra difícil pero de vital importancia.
- El apogeo: cualquier producto que llega a su punto más álgido, resulta en el apogeo. En ese momento, el vino tendrá sus mejores aromas y sabor, haciendo que, en el caso de adquirir una botella durante este proceso, sea imprescindible abrirla cuanto antes.
- El declive: al acabar la época dorada del vino en cuestión, este empezará a sufrir un declive, algo imposible de prevenir, haciendo que vaya perdiendo todas las características que lo habían elevado hasta su estado de gracia.
Si bien la duración de estas tres fases puede variar sustancialmente, esta es una buena base para basar nuestros cálculos, sabiendo, de manera más precisa, cómo se debe tratar un vino desde el momento de su adquisición.
Por esta razón, si realmente quieres tener las botellas en casa, debes considerar una vinoteca como las de bodega43, o alguna tienda especializada en vinos que además de venderte la nevera de vinos, te de la asesoría.
Tiempos aproximados de la duración de la vida de un vino
Después de todo lo que hemos comentado, ahora presentamos, en términos generales, y siguiendo los factores anteriores, unos datos aproximados del tiempo que un vino es capaz de mantener su mejor estado.
- Vinos jóvenes: no más de 1 año.
- Vinos de Crianza: entre unos 4 o 5 años.
- Vinos Reserva: entre 8 y 10 años.
- Vinos Gran Reserva: unos 15 años, aproximadamente.
Una vez abierta la botella
En el caso de haber abierto una botella, pero no haberla acabado, debemos tener en cuenta factores como la humedad, temperatura y la luz directa para poder conservarla unos días más sin que perdamos el 100% de su calidad original.
Hay que tener en cuenta la oxidación del vino, pues, como en todos los alimentos, una vez este entra en contacto con las partículas de oxígeno, este hará su trabajo gradual, provocando que el vino se pique, pierda todo sabor, textura y sabor hasta que no sirva ni para cocinar.
Además de todo esto, sus componentes se volatilizan, algo que provoca una pérdida todavía mayor de todas las propiedades del producto, acelerando su destrucción.
Hay que recordar de manera constante cuánto daño hace el oxígeno a este brebaje desde el punto que abrimos por primera vez el corcho, pues ya nunca más se va a poder sellar.