Proyecto financiado por el Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y del Consejo Regional de Valparaíso


Soy Liliana Ortíz, profesora general básica del Colegio Nuestra Señora de las Mercedes de Quilpué, institución con un alto nivel de vulnerabilidad. Llevo alrededor de 15 años en este mismo recinto educacional y este año estoy a cargo del 3° Básico, que lo conforman 30 alumnos de entre 8 y 9 años.

Vivo con mi hija de 15 años, quien también ha tenido que enfrentarse a este desafío de las clases virtuales, pero me siento afortunada porque lo ha llevado bastante bien, ha sido motivada, responsable y eso me alegra.

Las clases online

Justo este 2020 tuve que recibir a un curso nuevo, como les ha pasado a varios colegas, por lo que en marzo recién pasado tuve mi primer acercamiento con los niños. Los alcancé a conocer muy poco, apenas dos semanas. 

Lo mismo ocurrió con los apoderados, ni siquiera alcanzamos a tener una reunión para conocernos, sólo los veía cuando iban a dejar y a buscar a los niños. Ahí se generó la primera problemática: tratar de contactarnos con ellos.

Tuvimos que recolectar los números telefónicos actualizados, empezar a comentarles y concientizarlos de que íbamos a trabajar de manera tecnológica, lo que para nosotros también fue un desafío, porque nos ha tocado aprender a usar esas herramientas tecnológicas.

Una de nuestras desventajas es que la gran mayoría de los niños del colegio no cuentan con internet y eso dificultaba aún más el trabajo.

Por esto mismo empezamos a hacer entrevistas telefónicas personales para averiguar con qué herramientas contaba cada alumno, si solamente tenían el celular, si tenían un computador, si tenían internet, cuántos niños había en cada clase, para ver si se podía lograr un nivel de concentración apto para una clase virtual, porque se necesita estar en un ambiente tranquilo. 

Como pesquisamos que no todos los alumnos tenían internet, tuvimos que adaptarnos y, en nuestro ciclo al menos, preferimos trabajar con guías. Los días lunes, por ejemplo, enviamos guías de trabajo, cortitas, explicativas, enseñándoles paso a paso y después vienen ejercicios. 

Además, enviamos videos explicativos hechos por nosotros mismos, desde nuestras casas. He transformado mi comedor en una sala de clases con pizarra y todo incluso me pongo mi delantal y todo. Hago los videos cortitos para que las mamás puedan descargarlos en sus teléfonos, por eso no tienen que durar más de tres minutos.

Durante la semana los niños se van contactando con uno, a través de llamados o videollamadas, para aclarar dudas. 

Ahora incorporamos la estrategia de hacer videollamadas grupales y hacer juegos educativos por WhatsApp, usamos esta aplicación porque es la más común entre los apoderados y, como los alumnos son pequeños, dependemos de las herramientas que tengan los adultos a cargo de ellos. 

Uno de los objetivos de hacer estas llamadas es generar un vínculo entre nosotros los profesores, los niños y entre ellos, reencontrarse con sus amigos es super importante, también,

Durante la entrevista personal que hicimos a cada uno, le pregunté a cada niño quién era su amigo, con quién le gustaría verse y tratamos de que las videollamadas sean entre los amigos. 

Este tipo de actividades resultan muy bien, porque, por ejemplo, yo les había enseñado por video cómo se multiplicaba, cómo se dividía y la videollamada posterior consistió en hacer un juego de multiplicación y división, a través del que pude comprobar que los niños habían, efectivamente, aprendido.

Todo esto, porque la videollamada con pocos niños genera una relación más cercana, lo que no se puede lograr en una clase de Zoom, donde participan más niños y es menos personalizado. 

En algún momento pienso hacer una clase por Zoom, pero para que se reencuentren los compañeros, con un fin más humano. Aún así, las mamás no se entusiasman mucho con esta modalidad. Yo dependo mucho de la aprobación de ellas para las actividades que hagamos, no es como los niños de enseñanza media que son más autónomos, porque hay que pensar en los tiempos de las madres, en sus ganas, en la paciencia, porque a veces tienen más de un hijo, entonces hay que ver todos esos factores.

Los apoderados y la pandemia

Inicialmente, tuvimos muchos papás que estaban como reacios al tema, pensaban que iba a ser corto el proceso de la cuarentena, así es que varios apoderados no se sumaron mucho a las actividades que estábamos haciendo. 

Al principio, de los 30 alumnos partí con 15 y después se fueron sumando progresivamente de a 5; de hecho, hace como un mes atrás se sumaron 3 niños que estaban desaparecidos totalmente y que tuvimos que ubicarlos hasta que los logramos incorporar. 

Lo bueno es que yo tengo una asistente, entonces le pedí a ella que se hiciera cargo de estos niños recién incorporados, que trabajara con ellos los contenidos principales que hemos visto para que logren ponerse al día.

Para los papás también ha sido difícil, porque hay varios que han quedado sin trabajo, tienen que ayudarle a varios hijos y no solamente a uno, están con problemas económicos, a veces hay violencia intrafamiliar al estar todos juntos en las casas estresados, entonces una de las formas en que he trabajado con ellos para que se sientan más cómodos y no tiren la esponja, es ser cercana.

Hoy estoy disponible más tiempo del que lo estaba en el colegio. Antes yo trabajaba en el establecimiento hasta las 4 o 5 de la tarde y ahora son las 9 de la noche y estoy abierta a recibir un llamado, una consulta, he tratado de ser lo más cercana posible con ellos y no cerrarles ninguna puerta.

Les conté que yo también soy mamá, que tengo que hacer cosas de la casa, que tengo una hija, porque a veces reclaman; al principio decían que eran muchas cosas y yo les decía que yo paso lo mismo y las entiendo. Esto ha generado más vínculo con ellos. Yo sé que la mayoría se siente en confianza de llamarme, de hacerme preguntas, aún con la desventaja de que no me conocían por ser nueva con este curso. 

¿Y los niños?

Antes de hacer las videollamadas grupales, me di el tiempo de hacer videollamadas individuales, lo que me tomó harto tiempo, pero fue bastante valioso porque preparé un tipo de entrevista en la que se fue dando una conversación espontánea donde les preguntaba cómo se divertían en esta cuarentena, cómo se sentían, qué es lo que más extrañan…

Y bueno lo que más extrañaban era estar con sus compañeros, jugar en el patio, compartir en clase, y de ahí se generó la iniciativa de hacer una videollamada con su grupo de amigos, porque a pesar de que hay hartas redes sociales, entre ellos no se habían comunicado mucho. Se pusieron muy felices y de hecho cuando nos encontramos en la videollamada grupal daba gusto ver sus caritas estaban muy contentos.

Es difícil hacer clases a distancia a un curso completo, por eso he preferido hacer clases con grupos más pequeños o actividades más personalizadas. Así puedo detectar en qué situación se encuentra cada niño, si maneja o no lo que se le enseñó y puedo reforzar mejor. 

El colegio cuenta con psicóloga y un equipo multidisciplinario a los cuales uno puede derivar a los niños que se sienten frustrados o están desmotivados, en ese sentido estamos trabajando en conjunto. También se hace harto trabajo con el apoderado, como darle indicaciones para motivar al alumno.

Valorando el encierro

Lo que más extraño son las relaciones sociales, porque soy una persona que me gusta socializar harto, salir… extraño a los niños, hacer clases con ellos; echo de menos a mis compañeros de trabajo, se extraña el vínculo con la gente. Extraño a mi familia que está en Santiago.

Lo que valoro de este período es que uno ha tenido la posibilidad de disfrutar, hay muchas cosas que uno no se daba cuenta, por ejemplo, disfrutar a diario de un plato de comida fresca y caliente, no como estábamos acostumbrados: un pote calentado en el microondas y del día anterior… hoy puedo comer en familia, en este caso con mi hija.

He aprendido más a cocinar, he disfrutado de cosas que no hacía, como ver series, o televisión y también a detenerme un poco, porque soy medio hiperactiva y esto me ha ayudado a relajarme, a «descansar».

Siento que la pandemia ha dejado al descubierto el Chile real, que todos sabemos que es un país con hartas desigualdades en todos los ámbitos y respecto de lo educativo se notó harto. 

Un posible retorno

En abril tuvimos un consejo de profesores en donde tuvimos que crear un protocolo de retorno a clases y lo hemos seguido trabajando en reuniones por Zoom.

La idea, inicialmente, es que vuelvan primero los alumnos de enseñanza media, porque es más fácil manejar con ellos la distancia social que con los niños chicos. que son de piel. 

Sería por turno, por grupos de 10 a 15 alumno y no estarían en jornada completa. Tendríamos dos o tres turnos diarios con niños distintos y deberíamos ir repitiendo las clases. 

Esto va a ser un nuevo desafío para los profesores, tengo que destacar que, en nuestro colegio, los directivos se han portado super bien con nosotros, han sido super flexibles respecto a la metodología, nos han escuchado. Nos han facilitado herramientas tecnológicas, por ejemplo, yo no tenía computador bueno y me han facilitado uno antes de todo esto.

Hemos mencionado a la comunidad escolar que en un momento vamos a tener que volver y hay apoderados reacios, que no quieren exponer a sus hijos. Personalmente, yo también tengo miedo, soy hipertensa, entonces también soy una persona de riesgo, pero estamos abiertos a la posibilidad, ya se ha conversado, de que cuando volvamos al colegio, como sabemos que no va a haber un 100 % de asistencia, vamos a tener que trabajar en las dos modalidades: clases presenciales y online, buscando la manera de grabar las clases y hacérselas llegar a los apoderados a sus casas, mandar guías, videos. Va a ser doble trabajo, pero creo que es la única forma.

El tema va a estar el próximo año que vamos a tener que nivelar, tendremos que hacer un «dos por uno» para nivelar, lo que significa que estaré con tercero y cuarto básico en el fondo.

Una reflexión

A los apoderados darles las gracias, porque ellos se han llevado mucho trabajo, me han apoyado harto en esta tarea, al principio algunos estaban medio reacios, pero de a poco me los fui ganando y se fueron subiendo a este carril. 

Hemos trabajado en conjunto y sé que para ellos ha sido difícil, porque han tenido que sortear otras problemáticas que se presentan en el día a día como adulto y a pesar de eso igual sacan energía y aportan, su aporte de ellos en este año ha sido fundamental.

A los niños, que tengan paciencia, lo bueno es que el tiempo que ha pasado rápido y, hasta el momento, han estado todos sanitos así es que siento que vamos a poder estar todos juntos.

Esto nos va a ayudar a todos a valorar más lo que somos, lo que tenemos, nuestras amistades, nuestras familias y cosas tan simples que hacíamos, como ir al colegio, que muchas veces a los niños no les gustaba ir, y a veces nosotros como adultos también nos quejamos por ir al trabajo y ahora se extraña.

Y yo Liliana, me siento afortunada de cómo estoy viviendo este periodo, porque no he perdido el trabajo, estoy bajo techo, tengo a toda mi familia sana, no me ha faltado el alimento y son cosas que uno, a veces, no se daba cuenta que las tenía,  así es que me siento afortunada y creo que tengo que agradecer y valorar todo esto que he tenido durante este periodo, porque muchas personas no lo están pasando bien, como lo estoy viviendo yo.


 

Proyecto financiado por el Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y del Consejo Regional de Valparaíso

Capítulo 5- Enseñando en tiempos de cuarentena

👩‍🏫 Liliana Ortíz, profesora general básica del Colegio Nuestra Señora de las
Mercedes de Quilpué, nos cuenta su experiencia en esta cuarentena por la Pandemia del Coronavirus.
➡ https://www.epicentrochile.com/?p=191485

Publicado por Diario El Epicentro en Martes, 28 de julio de 2020