La decisión de Chile de prohibir las bolsas plásticas en el comercio ha significado un paso importante para la conservación de la naturaleza y marca un precedente para el cambio que necesita el planeta. Esta iniciativa demuestra el liderazgo que está tomando el país para enfrentar la contaminación por plástico y lo convierte en un referente a nivel latinoamericano.

No obstante, la contaminación plástica aún amenaza a Chile y al mundo, ocasionando daños irreparables para los ecosistemas marinos y terrestres. Cada año 8 millones de toneladas métricas (Mt) de residuos plásticos terminan en el océano, causando lesiones y la muerte de peces, tortugas marinas, ballenas, aves, y afectando arrecifes de coral y muchas otras especies.

Desde la creación del primer plástico sintético, se estima que ya hay cerca de 150 millones de toneladas métricas en los océanos. Esto se debe principalmente a que este problema se ignoró durante décadas, sin que se abordara la real importancia del daño que se estaba provocando.

Es por esto que WWF lanzó un llamado a nivel global denominado Basta de plásticos en el mar, el cual persigue lograr un acuerdo vinculante que ponga fin al plástico en los mares para 2030.

El primer hito de esta campaña será la entrega de las firmas en la cuarta Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que se realizará en marzo en Nairobi, Kenia.

“WWF está pidiendo que se establezcan metas estrictas para la reducción de la contaminación por plástico en cada Estado miembro de la ONU y también solicita que se creen planes de acción nacionales para alcanzar estos objetivos”, explicó Susan Díaz, directora de Comunicaciones de WWF Chile y coordinadora de su campaña REDUCE+.