martes 18 septiembre de 2018 | Publicado a las 12:53 pm · Actualizado a las 12:54 pm
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El «mea culpa» de la Iglesia en el Te Deum: «Estamos pasando por tiempos recios»
El monje benedictino Benito Rodríguez aseguró que están intentando acoger "con humildad y generosidad nuestros errores, sin pretender privilegios o algún trato especial".
Con la presencia del Presidente de la República, Sebastián Piñera, y las principales autoridades de los tres Poderes del Estado, se desarrolló el Te Deum ecuménico en la iglesia Catedral Metropolitana, acto que estuvo marcado por la ausencia del jefe de la Iglesia Católica, cardenal Ricardo Ezzati, y por la negativa de los canales de televisión de transmitirlo.
El sacerdote Benito Rodríguez, monje benedictino y abad del Monasterio Benedictino de la Santísima Trinidad de Las Condes, fue el encargado de realizar la homilía en el Te Deum, donde abordó la grave crisis por la que atraviesa la Iglesia Católica, remecida por los casos de abuso sexual y por las investigaciones que está llevando a cabo el Ministerio Público.
En ese sentido, el monje señaló que «estamos pasando por tiempos recios. Nuestra iglesia de Chile vive un tiempo de purificación, quizás como nunca antes en su historia. Hablar de esta precariedad, sin esconderla, es nuestro aporte a nuestra historia, intentando acoger con humildad y con generosidad nuestros errores, sin pretender privilegios o algún trato especial».
De igual forma, Rodríguez tuvo palabras para las autoridades de nuestro país, a quienes dijo que «el verdadero líder es aquel que le plantea al país no lo quiere oír, sino lo que es más adecuado para lograr los propósitos de construir una nación más humana, justa y solidaria».
Respecto a los inmigrantes que han elegido a Chile como su nueva casa, el monje benedictino señaló que «hoy que son tantos los hermanos y hermanas de otros países, especialmente latinoamericanos, que vienen a nuestra tierra en busca de mejores condiciones de vida para sus familias, a ellos queremos abrirles las puertas, no sólo de la oficina de inmigración, sino también de nuestros corazones».
Tras estas palabras, una mujer interrumpió la homilía, no sin antes pedirle perdón al sacerdote: «»¡No al aborto!», gritó la mujer desde la entrada de la Catedral, segundo antes de ser sacada por el contingente de seguridad del acto republicano.