A casi un mes de cumplirse 200 años de la Declaración y Juramento de Independencia de Chile, en el Senado se realizan los preparativos para el séptimo Cambio de Mando Presidencial desde el retorno de la democracia en 1990.

El origen de este protocolo republicano se remonta a 1826, cuando se modificó el cargo de “Director Supremo”, ligado al liderazgo militar que ostentaron los próceres de los primeros años de las Guerras de Independencia, por el de “Presidente de la República”.

El primero en asumir dicho cargo fue Manuel Blanco Encalada, militar y patriota apresado tras el desastre de Rancagua y luego enviado al destierro a la isla Juan Fernández, desde donde fue rescatado en 1817. En 1818 había sido nombrado comandante general de Marina y se le encargó la misión de organizar la Escuadra Nacional.

La actividad fue sobria y significativa, desarrollada en el antiguo Tribunal del Consulado, sede del Congreso en Santiago, lugar hasta donde llegaron al mediodía del 9 de julio el director supremo, Ramón Freire, acompañado del Presidente electo, Manuel Blanco Encalada.

Una comisión compuesta por los legisladores Cruz, Elizondo, Fernández y Montt salió a la puerta -que hoy pertenece al edificio de los Tribunales de Justicia- a recibirlos, y desde allí los condujo hasta la mesa. Puestos de pie todos los diputados, el presidente Blanco juro conforme al Reglamento.

El director Freire le impuso entonces la banda tricolor distintiva de la suprema autoridad y que fue usada por el primer director supremo, Bernardo O’Higgins.

Primer discurso

Manuel Blanco Encalada se puso de pie y dijo: «Al depositar sobre mis hombros el supremo cargo con que vuestra generosidad se ha dignado honrarme, siento que la elección no sea tan acertada como bondadosa, porque mi poco mérito no puede presentar aquellas cualidades que deben acompañar al que se encarga de tan ardua empresa, pero por el bien público mis ardientes deseos por el orden y la justicia».

Entonces, el titular del Congreso, José Ignacio Cienfuegos le contestó: «La Nación chilena, representada por este augusto Congreso, ha depositado en vos toda la autoridad necesaria para que podáis ser intérprete de sus voluntades».

Y, en alusión al saliente director Freire afirmó: «Si durante vuestra administración han sobrevenido algunas borrascas, fueron resultados precisos de la situación de un pueblo recién nacido a la libertad».

Manuel Blanco Encalada sólo ejerció el poder por dos meses y luego el país se sumió en un largo periodo de inestabilidad política y ensayos constitucionales, aun así: una tradición había surgido.