A través del material biológico obtenido de una biopsia efectuada tras el aborto a una menor en 2009, se determinó que el padre de ésta la violó en reiteradas ocasiones, al igual que a su hermana menor, desde 2005 hasta 2014, logrando la Fiscalía de Viña del Mar la condena de presidio perpetuo para este hombre de 44 años.

Este tejido fetal, archivado desde hace ocho años en el hospital Gustavo Fricke, y rastreado por la Fiscalía en el marco de una investigación penal, fue la pieza clave para lograr la condena contra este individuo, por las violaciones de sus hijas.

En audiencia ante los jueces, el acusado dio su propia versión de los hechos, asegurando que «no había abusado» de sus hijas, pero que tampoco tenía una explicación ante el hallazgo científico

Sin embargo, con el mérito de los antecedentes probatorios, el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Viña del Mar lo condenó a presidio perpetuo por abuso y violación de sus hijas.

Antecedentes

La hija mayor del condenado fue constantemente amenazada con que iba a violar a su hermana menor y matar a su madre si es que contaba los abusos sexuales que ejecutaba en su contra.

De esta manera, logró mantener en secreto los ultrajes por varios años, sin perjuicio de lo cual igualmente violó a la más pequeña entre 2012 y 2014.

Denunciados los hechos y con el antecedente de que la hija mayor se atendió en 2009 por un aborto espontáneo, que en su momento informó como «fruto de una relación con un pololo» (esto, a instancias del padre para ocultar su violación), el ente persecutor obtuvo la ficha clínica y antecedentes relevantes.

Sometidos a análisis de ADN, se logró comprobar que el feto abortado por la joven fue concebido realmente por el padre de la víctima, medio de prueba que fue incorporado en el juicio y que resultó fundamental para obtener la condena.