En el hotel O’Higgins de Viña del Mar se reunieron representantes del Ministerio de Medio Ambiente, la Subsecretaría de Pesca, Sernapesca, CONAF, SAG, Bienes Nacionales y de las organizaciones no gubernamentales (ONG) Oikonos e Island Conservation, entre otros, para definir y priorizar las principales amenazas para la conservación de la fardela blanca (Ardenna creatopus), ave marina que se encuentra en peligro de extinción y nidifica en las islas Mocha (provincia de Arauco, Región del Biobío), Santa Clara y Robinson Crusoe (Archipiélago de Juan Fernández, Región de Valparaíso).

Al respecto, la jefa de la Sección de Conservación de la Diversidad Biológica de CONAF Valparaíso, Javiera Meza, manifestó que “se realizó una revisión del Plan de Conservación de la Fardela Blanca, que data del año 2007, con la aplicación de la metodología de ‘estándares abiertos’. Esto quiere decir que se centró en el análisis de los peligros actuales para la sobrevivencia de esta especie, que es endémica de Chile”.

A su vez, precisó que las colonias reproductivas de esta ave pelágica se encuentran mayoritariamente dentro del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas (SNASPE), donde los esfuerzos de CONAF y la ONG Oikonos, desde hace más de 10 años, se han concentrado en sensibilizar a las comunidades locales, así como en el control de  depredadores.

En ese contexto, Meza destacó como un éxito que en la isla Santa Clara se lograra “suprimir totalmente la presencia de mamíferos invasores”.

Por su parte, el director de programas de la ONG Oikonos en Chile, Peter Hodum, sostuvo que para la conservación de las fardelas blancas, que poseen una población de alrededor de 60 mil ejemplares en edad reproductiva, “tenemos que pensar en un ciclo holístico y no sólo en sus áreas de nidificación. Eso implica que tenemos que considerar amenazas en altamar al igual como en tierra”.

En ese contexto, detalló que en el océano los principales peligros para la supervivencia de estas aves  guardan relación con la pesquería (caza incidental y competencia por el mismo alimento) y la contaminación (hidrocarburos y plástico). En tierra, por otro lado, son atribuibles a los mamíferos no nativos, introducidos por el hombre, que las depredan (gatos asilvestrados, coatíes, ratas y, en algunos casos, perros), usurpan sus madrigueras (conejos europeos) y degradan sus hábitats (ganado).

“Es sumamente importante revisar periódicamente el estado de conservación, las acciones tomadas y la priorización de los impactos o las amenazas, porque éstas pueden cambiar en el tiempo”, finalizó el experto.

Cabe consignar que las fardelas blancas nidifican en el hemisferio sur, exclusivamente en el territorio chileno, migrando al norte durante el invierno austral.