viernes 25 julio de 2014 | Publicado a las 8:17 am · Actualizado a las 8:17 am
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Un niño que murió en el MH17 presintió la tragedia
Un día antes de la tragedia del MH17, Miguel Panduwinata preguntó mientras jugaba al fútbol: «¿Cómo preferirías morir? Qué le pasaría a mi cuerpo si me enterraran? ¿Sentiría algo si nuestras almas fueran hacia Dios?». Miguel Panduwinata, un niño de 11 años que fue una de las víctimas del vuelo 17 de Malaysia Airlines, tuvo un inquietante […]
Un día antes de la tragedia del MH17, Miguel Panduwinata preguntó mientras jugaba al fútbol: «¿Cómo preferirías morir? Qué le pasaría a mi cuerpo si me enterraran? ¿Sentiría algo si nuestras almas fueran hacia Dios?».
Miguel Panduwinata, un niño de 11 años que fue una de las víctimas del vuelo 17 de Malaysia Airlines, tuvo un inquietante presentimiento del accidente, según su madre, Samira Calehr, citada por la agencia AP.
El día antes del vuelo Samira Calehr abrazó a su hijo de 11 años, que desde hacía unos días estaba muy inquieto y no había cesado de hacerle preguntas sobre la muerte, el alma y dios. A la mañana siguiente Calehr llevó a Miguel y a su hermano mayor, Shaka, al aeropuerto de Ámsterdam para que tomaran el vuelo MH17 de Malaysia Airlines, la primera etapa de su viaje a Bali para visitar a su abuela.
La noche previa al viaje, Miguel se negaba a dejar de abrazar a su madre. Al día siguiente, Samira Calehr y su amiga Aan llevaron a sus hijos al tren para ir al aeropuerto. Durante el camino bromeaban y se reían. Shaka, de 19 años, acababa de terminar el primer curso de ingeniería textil y prometió tener cuidado de Miguel.
Su otro hermano, Mika, no pudo conseguir un asiento en el vuelo MH17 y tenía que volar a Bali al día siguiente.
Los niños se despidieron de su madre y se encaminaron a la zona de control de pasaportes, pero Miguel volvió y abrazó a su madre. «Mamá, te voy a extrañar», dijo. «¿Qué pasaría si el avión se estrellara?».
«¿Por qué habrá dicho eso?», se preguntó ella. «No digas esas cosas», le respondió abrazándolo. «Todo irá bien». Shaka trató de tranquilizar a ambos. «Yo cuidaré de él», le dijo a su madre.
Pero dos horas después del despegue del avión Calehr recibió una llamada de Aan: «¿Dónde estás? ¡El avión se ha estrellado!». Calehr tuvo fuerzas para regresar a casa, pero una vez ahí se desmayó. Toda su vida, sus sueños y los de sus hijos se desmoronaron en solo unos segundos.