Científicos de la Universidad de California tienen una teoría sobre las rayas en los cuerpos de las cebras.

cebrasEstados Unidos.- Una investigación publicada en la revista Nature Communications, asegura haber encontrado la razón de por qué las cebras tienen rayas: desarrollaron este peculiar diseño en el cuerpo para protegerse de las picaduras de insectos como tábanos y moscas.

Antes de llegar a esta conclusión, se contemplaron varias hipótesis o teorías acerca de las rayas en el cuerpo de las cebras:

– Camuflaje

– Regulación de temperatura corporal

– Rol social

– Contra ataques de otros animales

Finalmente, la presente investigación se inclinó por la última teoría, las cebras tienen rayas en el cuerpo para evitar el ataque de los insectos, las picaduras.

Para realizar el estudio, Tim Caro y su equipo de investigadores de la Universidad de California, analizaron la distribución geográfica de las cebras, caballos y asnos, así como sus subespecies, incluso las extintas. Hicieron lo mismo con moscas y mosquitos, pero además con los depredadores de los equinos, como leones y hienas. En otro mapa señalaron los diferentes hábitats donde se desarrollan dichas especies.

Con toda esta información, los científicos compararon las diferentes distribuciones geográficas de los equinos rayados (como las cebras) con otras variantes. De esta forma se pudieron dar cuenta que factores eran comunes en cada especie.

Los científicos encontraron que los patrones de rayas en la piel de los equinos coincidía en las zonas con mayor presencia de moscas y mosquitos. 

Ahora bien, aún no se sabe cómo ni por qué las rayas resultan un tipo de «defensa» contra los insectos, pero se tiene bien claro que moscas y tábanos tienden a evitar este tipo de superficies.

Respecto a por qué las cebras desarrollaron rayas y los demás equinos no, la teoría más aceptada indica que es por el tamaño de su pelaje, menor al de los caballos, sería como una compensación a esta vulnerabilidad.

No obstante las conclusiones del presente estudio, Brenda Larison, bióloga de la Universidad de California, advierte que esta no es la «última palabra», las investigaciones seguirán hasta descartar todas las posibilidades y emitir una conclusión definitiva.