En plena faena de remoción de escombros, esta tarde el cultor porteño Claudio Cortés recibió la visita de la Secretaria de Estado, Claudia Barattini, en los restos de su casa en el cerro Las Cañas.

Foto Ministra y organillero. Crédito Fidel RudolffiCon la ayuda de sus compañeros de la Corporación Cultural Organilleros de Chile, con quienes el año pasado recibió la distinción como Tesoro Humano Vivo, el cultor trabajaba hoy en la remoción de escombros de su vivienda. Una de las miles afectadas por el incendio de Valparaíso, y desde la que, entre lo poco que rescató, salvó a su loro y su organillo Bacigalupo, que tiene más de 100 años de historia.

La Secretaria de Estado explicó que “vinimos a ver a don Claudio porque él es un símbolo de cómo este incendio no sólo golpea lo material de una ciudad, sino también a personas que son portadoras de una tradición tan maravillosa como la del organillo, un oficio cultural y recreativo. Esta tragedia rompe tradiciones, formas de vida, y eso es lo que tenemos que reconstruir”.

Además de la visita, las autoridades hicieron entrega de agua, alimentos no perecibles, ropa y otros enseres para hacer frente a la tragedia. Ante ello, el organillero reconoció sentirse “muy apoyado y agradecido del Consejo de la Cultura, que se ha preocupado de este oficio que hemos luchado por mantener. La idea es que un integrante no desaparezca de una forma tan trágica, y por eso mis compañeros me están dando fuerzas para salir adelante”. Además, destaca que de haberse quemado su organillo, “hasta ahí nomás habría llegado mi oficio, porque en estos tiempos es imposible conseguir otro en ese estado”.

Con más de 100 años de oficio, los organilleros se organizan a través de esta Corporación Cultural con el fin de lograr una apreciación, valoración y conservación social del oficio. Éste es heredado desde el núcleo familiar, llegando incluso hasta las cuatro generaciones como la familia Lizana. El año 2013 el colectivo fue reconocido por el Consejo de la Cultura como Tesoro Humano Vivo, un programa de la Unesco que el Consejo desarrolla en Chile para proteger y salvaguardar a cultores y/o comunidades portadoras de tradición.

La ministra recalcó que “lo de Claudio Cortés es solo una primera muestra de la labor que nos hemos impuesto como CNCA, que es ir en ayuda de nuestros artistas afectados por este incendio, para lo que estamos elaborando un catastro en base a la información que ellos mismos, sus familiares o amigos nos envían respecto de su situación”.