lunes 20 enero de 2014 | Publicado a las 6:09 pm · Actualizado a las 6:09 pm
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Bernardo Barattini, el carnicero porteño más antiguo
Su local, «Santa Laura», tiene más de 60 años de historia Bernardo Barattini trabaja en su carnicería desde 1953, donde comenzó a los 17 años de edad. Luego de toda una vida en el puerto, recuerda como han pasado los años en su local comercial. Claudio Portilla Actualmente es el carnicero más antiguo que queda […]
Actualmente es el carnicero más antiguo que queda en Valparaíso, ubicado en pleno centro de la ciudad -calle Eloy Alfaro, corazón del Barrio El Almendral-. Allí sigue con su tradicional carnicería, en donde se vive un poco del antiguo Valparaíso, ese donde los porteños compraban en el almacén de la esquina y donde no existían los supermercados ni los grandes centros comerciales.
Sin duda desde que abrió la Canicería Santa Laura a la fecha, la ciudad ha tenido una serie de cambios, y con esto sus personas. Así lo menciona Bernardo, quien recuerda los años anteriores donde muchas personas asistían al comercio minorista: “antes todas las personas venían a la carnicería, eran mejores tiempos, sólo acá en la cuadra habían 8 carnicerías, ahora las personas prefieren ir al supermecado, comprar con tarjetas de crédito”.
Esto es respaldado por su mujer, Edda Canessa, quien menciona que «antiguamente era bueno el negocio, ahora hay que empujarlo”, agregando que en la actualidad se encuentran en el lugar más que por el dinero, por la costumbre y por hacer algo. “Si te vas para la casa te enfermas, estaremos aquí hasta que el cuerpo aguante”.
A lo que Bernardo, recordando el pasado agrega que “tanto aquí como el pasaje Quillota, eran puntos muy comerciales, estaba lleno de negocios de prestigio”, los cuales menciona han ido desapareciendo con los años.
La historia
Pero si algo tiene la carnicería Santa Laura, es historia, ya que en la actualidad no son muchas las carnicerías, ni los locales, que pueden lucir una data de existencia de más de 60 años. Bernardo al ser consultado por la historia de ésta, señala que la compró su padre, para que él trabajara junto a su hermano Vicente, quien se retiró hace cerca de cuatro años, y que con el pasar de los años “como desaparecieron los ascensores, todas las carnicerías de los cerros desaparecieron”, agregando que las personas ahora prefieren ir a los supermercados.
A esto su esposa complementa que “los clientes que vienen son de toda una vida, a veces vienen nietos bisnietos, de clientes antiguos. A veces llegan jóvenes que me dicen ‘Hola señora Edda’ y son nietos de clientes que uno tenía antiguamente y venían cuando niños”. Y tan es así, que don Bernardo, menciona que tiene clientes que llevan 60 años comprándole carne.
“Antes la gente comía más carne que ahora, ahora se preocupan del auto, de la televisión y comen más mal”, enfatiza Bernardo, mientras rápidamente agrega que “antes acá en el barrio se compraba harta carne. Todo eso despareció”.
Según comenta, se inició a los 17 años en la carnicería y al comienzo no conocía de carnes, por lo que debieron aprender de un maestro en cortes que trabajaba con ellos, para luego con el pasar de los años irse perfeccionando.
La carne
En la carnicería Santa Laura, trabajan con carne nacional, y es en el mismo local donde despostan el animal, “acá llega un cuarto de animal, un tercio de otro, nosotros despostamos, aquí, el chancho llega entero, y uno se puede demorar de media hora hasta dos horas, depende de cuantos clientes vengan al local”, menciona la esposa de Bernardo.
Sumado a esto mencionan que a los porteños le gusta la carne nacional. “Nosotros trabajamos pura carne del sur, el chancho fresco, todo lo que trabajamos todo fresco. Trabajamos con mejores pastos, mientras mejor el pasto mejor el animal, sale más blando más sabroso”, comenta Bernardo, resaltando que porteños compran harto “filete, lomo y cazuela”.
Por último agrega, que se han tenido que ir adecuando a los nuevos tiempos, pero que mientras puedan seguirán con la carnicería.