lunes 16 diciembre de 2013 | Publicado a las 3:13 pm · Actualizado a las 3:13 pm
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Estudiantes de ingeniería Eléctrica de la PUCV ayudan a familias de escasos recursos con instalación de iluminación
Un grupo de 8 alumnos de la Escuela de Ingeniería Eléctrica (EIE) de nuestra universidad lideran este proyecto que tiene como objetivo poner en práctica los conocimientos adquiridos en la Escuela de Ingeniería Eléctrica, contribuyendo a la restauración o implementación de redes eléctricas domiciliarias en familias de escasos recursos. La idea nació el año 2010 […]
Un grupo de 8 alumnos de la Escuela de Ingeniería Eléctrica (EIE) de nuestra universidad lideran este proyecto que tiene como objetivo poner en práctica los conocimientos adquiridos en la Escuela de Ingeniería Eléctrica, contribuyendo a la restauración o implementación de redes eléctricas domiciliarias en familias de escasos recursos.
La idea nació el año 2010 cuando un grupo de alumnos de la EIE y un estudiante de la Escuela de Ingeniería Informática de la PUCV, se trasladaron a la localidad de Coihueco, Región del Biobío, para realizar instalaciones eléctricas en casas de familias afectadas por el terremoto del 27 de febrero. Si bien el proyecto tiene como objetivo cubrir las necesidades eléctricas a nivel regional, la actividad ha estado enfocada a partir del año 2012 en el cerro Las Cañas de Valparaíso, donde el nuevo grupo de trabajo ha centrado su labor.
“En el cerro hay un centro comunitario donde se trabaja con niños en riesgo social, el cual es apoyado por la Asociación Cristiana de Jóvenes. Nosotros trabajamos ahí con su encargado, Mauricio Salazar, quien nos facilita las instalaciones para que realicemos talleres de capacitación, los que pretendemos impartir también, en un futuro próximo, a los mismos vecinos. El año pasado también realizamos en la Escuela un taller en baja tensión dirigido a los alumnos de la EIE que deseaban participar en el proyecto, porque somos varias personas que egresamos de colegios técnicos, por lo cual sabemos hacer instalaciones eléctricas”, señala Rubén Monardes, director del proyecto.
Este año la convocatoria a participar de la iniciativa se hizo a través de las redes sociales, con el objetivo de reclutar colaboradores que le dieran continuidad al proyecto original. Se realizó un llamado a todo aquél que quisiera formar parte de este proyecto y, paralelamente, se buscó el respaldo de los centros de alumnos, para que hicieran un llamado masivo a todos los estudiantes. Durante el año se contó con el apoyo de alrededor de 50 voluntarios, pertenecientes a las Escuela de Ingeniería Eléctrica de la PUCV.
El grupo organizador está dividido en áreas, administrativa y técnica, para así mejorar la distribución del trabajo y optimizar el tiempo, ya que cada uno de los integrantes debe cumplir paralelamente con su carga académica.
“En este momento quedan 33 personas, más el grupo organizador y los técnicos. Luego de la capacitación que realizamos a nuestros compañeros, ideamos un plan de trabajo; primero un técnico desconecta la casa para que los demás chicos trabajen sin corriente, una vez terminado el trabajo se energiza nuevamente la vivienda, y finalmente el técnico revisa que todas las cajas queden bien instaladas”, explica Claudio Romero, encargado de Logística y Capacitación.
La inversión inicial del proyecto se hizo a través de las postulaciones a los fondos concursables del Departamento de Asuntos Estudiantiles (DAE) de la PUCV, específicamente el fondo Confía, más un aporte monetario extra, destinado a realizar los talleres de capacitación; y los aportes de la FEPUCV, quien les provee colaciones y dinero para movilización.
“Sin embargo, lo recibido es muy poco, se nos acaban rápidamente los recursos, quedando estancados sin poder realizar instalaciones eléctricas a más casas, por lo cual nuestra idea es solicitar cooperación a los privados para que ellos nos brinden apoyo en este tema”, aclara Rubén Monardes.
Cabe destacar, que el grupo de trabajo no se ha limitado sólo a realizar instalaciones eléctricas en viviendas, sino que su labor ha ido más allá, porque entienden que estas personas necesitan también otro tipo de apoyo. “No sólo los ayudamos a energizar correctamente sus casas, sino además les llevamos ropa, alimentos y, lo principal, nos relacionamos y compartimos con ellos, y eso nos deja muy satisfechos. Ha sido una linda experiencia”, señala el director del proyecto.