Por Eduardo Poblete

“El cambio en la comisión arbitral es como final de cumbia…ahí no más”, ironizó el ex árbitro Fifa Carlos Chandía Alarcón, hoy alcalde de Coihueco, al referirse al nombramiento de Pablo Pozo Quinteros como nuevo responsable de la cúpula de los encargados de administrar justicia dentro de los campos de juego en el fútbol profesional chileno.

Chandía no expresa su molestia porque si. Ante el escándalo protagonizado por los árbitros en el denominado “Club de Póker”, las juergas con alcohol y las pedidas de Viagra a un árbitro en ejercicio -por su condición de farmacéutico-, la ANFP dijo que llegaría hasta el fondo del problema, invocando una comisión investigadora cuyo informe final, sería decisivo para limpiar el referato chileno de los malos elementos. “Todos saben que Pablo (Pozo) creció al alero de Gastón Castro y Mario Sánchez. Por lo tanto, es más de lo mismo. Tampoco quedó claro qué harán ahora Gastón Castro e Iván Guerrero, dos que están cuestionados a raíz de este escándalo. Entiendo que Gastón Castro va a seguir en el referato, cumpliendo funciones aparentemente menores, pero seguirá. Mario Sánchez pagó los platos rotos de esta comisión investigadora, que asoma como un acto parafernálico nada más”, sostiene Chandía con evidente desilusión.

Los arbitros sancionados

La investigación de la comisión creada por la ANFP determinó  despedir a Mario Sánchez de sus funciones como responsable del área Desarrollo de los árbitros, aunque no formaba parte de la comisión arbitral. Otros cuatro árbitros activos del fútbol chileno fueron suspendidos por ocho meses de sus funciones: Cristián Basso, Marcelo Barraza (árbitro asistente con grado FIFA), Roberto Tobar (postulante al grado FIFA) y Carlos Rumiano, quienes no podrán dirigir por ese período y a quienes la comisión identificó como integrantes del «Club de póker”, que funcionó hasta 2010.

“Siento que los más perjudicados a la larga, fueron los propios árbitros, sobre todo quienes denunciaron estos hechos y los muchachos que ahora fueron suspendidos. Particularmente siento mucho lo ocurrido con Roberto Tobar, a quien yo promoví bajo mi mandato (como jefe técnico de la comisión arbitraje bajo la administración de Harold Mayne-Nicholls en la ANFP) y quien, por lejos tiene una enorme proyección. Se le ha hecho un tremendo daño a Roberto. Mario Sánchez ya no está, porque no debe estar, pero veo que Gastón Castro sigue, que Iván Guerrero sigue, y ambos estaban en conocimiento de este famoso club de póker”, agrega Chandía.

Un momento negro y nefasto

El flamante presidente de la comisión arbitral, Pablo Pozo, calificó  el actual momento del referato nacional como “negro y nefasto” y señaló que bajo su gestión, se hará lo posible por mejorar la mala imagen que hoy salpica al arbitraje chileno, debiendo asumir su responsabilidad quienes se van involucrados en hechos irregulares.

Pozo, quien tendrá la misión de reestructurar la comisión arbitral y de encabezar un proceso que permita posicionar al cuerpo de jueces nacionales entre los de mejor estándar del mundo, reconoció que mantendrá dentro del staff de docencia y apoyo a los cuestionados Castro y Guerrero, sin especificar qué labor cumplirán. Además, reiteró que los árbitros denunciantes del escándalo y que fueron cesados en sus funciones, “no serán reintegrados a sus cargos, pues es una medida ya adoptada con anterioridad”, justificó Pozo, en alusión a los casos de Cristián Basso, Sergio Erices y Cristián Ramírez.

Sin embargo, existe cierto resquemor en el ambiente, por lo que señala Chandía: La cercanía de Pozo con Castro, Guerrero y el propio Sánchez, quienes son considerados sus mentores. “He hablado con Gastón, y le comuniqué que a partir de ahora, va a estar bajo mi tuición. También lo he hecho con Mario. Por este último, me preocupé de llamarlo, de saber cómo está. El no ha cometido delito, no ha matado a nadie, y pienso que se ha sido muy crítico con él. Eso no significa que no nos aboquemos a mejorar la imagen deteriorada que hoy exhibe el referato nacional”, sostiene Pozo.

SÁNCHEZ SE DEFIENDE

El despedido Mario Sánchez por su parte, a través de una declaración pública, insistió en la inocencia de los cargos que se le imputan. “Desmiento las acusaciones y no he incumplido ninguna obligación”, señaló de entrada.

Además, anunció que irá a la justicia para “exigir que quienes mancharon mi nombre, el prestigio mío y de mi familia, lo reparen hasta las últimas consecuencias”.

En el punto 3 de su declaración pública, Mario Sánchez señala textualmente:  “Históricamente siempre todos los árbitros nos hemos juntado después de los partidos o algunos entrenamientos para realizar análisis de arbitraje, jugadas ajustadas, en suma evaluar lo realizado. Luego de esto, habitualmente hemos compartido como lo hace cualquier grupo de trabajo después de la jornada. Por lo tanto no es delito ni puede ser motivo de sanción el habernos juntado para compartir. Algunas veces en esas reuniones se ha jugado dominó, naipe, póker o cualquier tipo de entretención”.

En el apartado 4 en tanto, añade que “Lo que es absolutamente falso y así ha quedado demostrado en la Investigación, es que alguna vez se haya puesto como premio una designación o un viático de un partido, menos una evaluación. Por lo tanto en suma, NO HA HABIDO DELITO CASTIGABLE y por lo demás, ”NO HE INCUMPLIDO NINGUNA OBLIGACION IMPUESTA EN MI CONTRATO DE TRABAJO”. Entiendo la posición de la ANFP al tener que dar muestras de orden institucional, sin embargo a mi parecer no es una sanción acorde a mi desempeño laboral, que es por lo que se me contrata”.

Por ahora, habrá que ver cuál es el compromiso de Pablo Pozo por transparentar la gestión de los árbitros chilenos. El manto de duda ha crecido como bola de nieve y si realmente no hay corrupción al interior del referato nacional, Pozo deberá establecerlo con pruebas concretas. El público futbolero, al unir estos antecedentes con el bajísimo nivel de los arbitrajes en los partidos de la liga chilena, tiene derecho a sospechar de sobremanera que hace rato, algo no anda bien en el referato. Como en el póker, tal vez sea una mala mano…