lunes 13 agosto de 2012 | Publicado a las 4:29 am · Actualizado a las 4:29 am
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Cáncer a la próstata, un enemigo silencioso
Los tumores malignos son la segunda causa de muerte de varones en Chile y, de éstos, el cáncer a la próstata constituye la segunda enfermedad neoplásica que afecta a los hombres que tienen más de 45 años, según el estudio Estadísticas Vitales, Informe Anual 2010, realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas. Como es sabido, […]
Los tumores malignos son la segunda causa de muerte de varones en Chile y, de éstos, el cáncer a la próstata constituye la segunda enfermedad neoplásica que afecta a los hombres que tienen más de 45 años, según el estudio Estadísticas Vitales, Informe Anual 2010, realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas.
Como es sabido, la mayoría de los cánceres son silenciosos y sin grandes malestares asociados. Cuando ya se detecta algún tipo de molestia, el diagnóstico muestra que está en una etapa avanzada, lo que obliga a comenzar un tratamiento agresivo e invasivo para quien la padece, sin garantía alguna de una posible mejora.
Es por esto que se considera de vital importancia poner en el tapete este tema y lograr concientizar a los chilenos respecto de que deben realizarse un control periódico y responsable de su próstata.
Más que prevención, control
Con el objetivo de hacer descender los indicadores de mortalidad masculina y reconociendo que no existe forma de evitar el cáncer a la próstata, los médicos recomiendan que los varones mayores de 40 años se controlen anualmente, a través de dos exámenes: Antígeno Prostático Específico (PSA), es una prueba de sangre en la que se analizan los niveles de esta proteína en ella; y el tacto rectal, procedimiento médico realizado por el urólogo, en el que el profesional palpa la próstata del paciente, a través del canal anal.
Según el doctor Juan Lantadilla, urólogo y Director Médico de Clínica Valparaíso, los dos exámenes recién mencionados son complementarios para la prevención de este cáncer, pero el tacto rectal puede ser descartado cuando el resultado del PSA es bajo. “A modo personal y avalado por la literatura española, puedo decir que los valores muy bajos de PSA no requerirían tacto, pero la recomendación general es que hay que hacer el antígeno prostático y la palpación para una buena prevención”.
El mayor valor del PSA considerado como normal es 4, pero el especialista explica que “cuando el resultado del antígeno prostático da más de 2,5, el tacto debe hacerse de todas maneras. Ahora, con valores mayores del normal (más que 4), con mayor razón. Aunque insisto, son exámenes complementarios”.
Sexualidad y Cáncer de Próstata
“Uno de los tratamientos más frecuentes es la prostatectomía radical, que consiste en extirpar la próstata con sus envolturas, vesículas seminales y ganglios circundantes. En ese procedimiento, es probable que se dañen los nervios que pasan por esa zona y que comandan la función eréctil”, afirma el doctor Lantadilla, respecto de la vida sexual de los varones intervenidos por cáncer prostático.
El profesional comenta que la gran secuela del mencionado procedimiento quirúrgico es la impotencia. “Afecta a alrededor del 60% de los operados, pero no es tan terrible, ya que podemos recetar medicamentos orales o inyecciones locales, e incluso introducir prótesis que permiten una función sexual adecuada”.
El especialista finaliza afirmando que “los casos más graves de cáncer a la próstata se producen en pacientes jóvenes (entre 40 y 50 años), ya que en ellos las células son indiferenciadas, lo que colabora con una rápida propagación de la enfermedad. Mi recomendación es que todos los varones se controlen anualmente, a partir de los 40 años”.
Para tener en cuenta…
De acuerdo a la experiencia del doctor Lantadilla, existen factores que inciden en el desarrollo del cáncer a la próstata:
Selenio, Zinc, Magnesio, Vitamina E y Semillas de Calabaza: todos estos elementos son antioxidantes, lo que favorecería y protegería la próstata de varones sanos. Se deben consumir alternadamente.
Dieta: se ha comprobado que una dieta rica en grasas animales influiría en la incidencia de padecer este mal, pero cuidar la alimentación no basta, ya que los estudios muestran que para que este factor deje de ser un riesgo, deberían pasar tres generaciones bien alimentadas.
Por Paula Aguilar